Había dos buenos amigos que decidieron destinar una de sus propiedades al turismo vacacional.
Se conocían de la universidad, y ambos disfrutaban viendo cómo sus inmuebles les estaban dando una gran rentabilidad.
Era viernes.
Tocaba check-out a las 12.00 y check-in a las 16.00, un día de mucho estrés para uno de ellos.
¿Dejarán buena reseña? ¿Habrán dejado la casa desordenada? ¿Tengo las sábanas y toallas limpias y preparadas? ¿Me dará tiempo a dejarlo todo limpio? ¿Queda jabón? ¡Tengo que comprarles un detalle!
Tras todo ese agobio, consiguió entregarles las llaves a los nuevos huéspedes. Parecían muy simpáticos, pero le recordaron que iban a necesitar una cuna para su bebé y un ventilador más.
De nuevo, el trabajo acababa de empezar.
El otro amigo también tenía una entrada y salida de huéspedes en el mismo día, pero ya se había dado cuenta de que es posible obtener rentabilidad con tu propiedad vacacional sin sentir toda esa presión y disponibilidad horaria.
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Galquila había conseguido aumentar el número de precio por noche y ahora todas las reseñas eran de sobresaliente.
Cierra su App y mira a su hija pequeña.
Ahora tiene tiempo para poder pasarlo con ella mientras la rentabilidad de su propiedad continúa mejorando.